El ahogamiento de un niño es rápido y silencioso

Cuando imaginamos un accidente en el agua, muchos padres creen que si su hijo se cae a la piscina, gritará, se agitará y salpicará lo suficiente para que todos a su alrededor lo noten. Sin embargo, la realidad es mucho más silenciosa y peligrosa.

El ahogamiento no se parece a las dramáticas escenas de películas donde las víctimas luchan visiblemente por su vida. En realidad, un niño que se ahoga no tiene la capacidad de pedir ayuda de manera efectiva. Esto ocurre porque, cuando una persona está en peligro de ahogarse, el cuerpo entra en un estado de supervivencia. El cerebro está enfocado en una sola cosa: obtener aire. En ese momento, el niño no puede gritar, ya que su prioridad es intentar respirar. No hay sacudidas enérgicas ni grandes salpicaduras; el proceso es tan silencioso que puede pasar desapercibido, incluso si los adultos están cerca.

El factor tiempo: cuestión de segundos

El ahogamiento puede suceder en cuestión de minutos. En solo 20 a 60 segundos, un niño puede deslizarse bajo el agua sin que nadie lo note. Esta rapidez convierte a la supervisión constante en la primera línea de defensa. Si bien contar con sistemas de seguridad como cierres desmontables alrededor de la piscina puede hacer una gran diferencia, la atención de los adultos es insustituible.

Mitos comunes sobre el ahogamiento

  1. “Si mi hijo cae, lo escucharé gritar”: Como mencionamos, cuando un niño está en peligro de ahogarse, su cuerpo está enfocado en respirar, no en gritar.
  2. “El ahogamiento es dramático y visible”: Muchas veces no lo es. Los ahogamientos suelen ser eventos rápidos, tranquilos y, lamentablemente, fáciles de pasar por alto.
  3. “Solo en piscinas profundas”: Un niño puede ahogarse en agua de poca profundidad, incluso en una piscina inflable o una bañera. Basta con que las vías respiratorias queden obstruidas por el agua.

Medidas preventivas

Para reducir el riesgo de ahogamiento, existen varias medidas clave:

  1. Supervisión constante: Nunca dejes a los niños sin vigilancia cerca del agua, incluso si saben nadar.
  2. Instalación de barreras de seguridad: Las barreras como los cierres desmontables y redes de protección son herramientas esenciales. En G-Safe, fabricamos soluciones diseñadas específicamente para mantener a los niños seguros alrededor de las piscinas.
  3. Enseñanza de habilidades acuáticas: Es fundamental que los niños aprendan a nadar desde pequeños, pero esto no debe generar una falsa sensación de seguridad. La supervisión sigue siendo crucial.

La seguridad comienza en casa

En G-Safe, nuestro objetivo es proporcionar a las familias herramientas efectivas para prevenir accidentes. Nuestros cierres desmontables para piscinas han sido diseñados pensando en la seguridad de los más pequeños del hogar. Recuerda: un accidente puede ser rápido y silencioso, pero también puede prevenirse con las medidas adecuadas.

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